¿Qué tal si esa “gastritis” es un infarto?

Por: ALVARO VARGAS VÉLEZ MD

 

Les sorprendería saber cuántas veces he tenido en el servicio de cardiología este intercambio con mis pacientes: Pero señor(a), ¿Por qué no vino antes al hospital? ¡Estaba teniendo un ataque al corazón! A lo cual el o la paciente responde más o menos así: "nunca pensé que fuera el corazón, pensé que era una simple gastritis o reflujo.”

 

Aunque el médico de urgencias también se sorprenda, trágicamente esta confusión es frecuente ya que los síntomas del infarto pueden ser en ciertas ocasiones poco específicos o vagos, y esto es especialmente ciertos en algunos tipos de infarto, en mujeres, y/o personas con diabetes. Aún más, conozco una respetada familia de médicos, en la que un cardiólogo, y sus dos hermanos cirujanos cardiacos, confundieron sus respectivos infartos con gastritis y se los trataron con antiácidos.

 

Los síntomas del infarto deberían ser inconfundibles, sin embargo, a veces, la presentación es atípica, por ejemplo, fatiga, dificultad para respirar, y sensación de quemazón en la boca del estómago. No olivemos que en el 2014 el ataque al corazón cobró la vida de aproximadamente 11 millones de personas en el mundo, de las cuales, según la Organización Mundial de la Salud, la mitad tuvieron síntomas hasta un mes antes.

 

El dolor de pecho de origen cardiaco, o angina, es poéticamente descrito como "el llanto del corazón suplicando por la sangre que le está dejando de llegar.” Afortunadamente, basados en un influyente artículo escrito por el Dr. Diamond en el New England Journal of Medicine, tenemos un sistema para clasificar el dolor del pecho basado en 3 simples características, que vale la pena memorizar:

 

1) Presencia de dolor o molestia (muchas veces descrita como "presión” o "pesadez” ) en el área del esternón (el hueso vertical en toda la mitad del pecho)

 

2) El dolor o la molestia es provocado(a) por esfuerzo físico o estrés emocional

 

3) El dolor o la molestia mejoran con reposo o medicamentos dilatadores de las arterias del corazón (como la nitroglicerina)

 

Si estas 3 características se cumplen, se considera “dolor de pecho típico”, también conocido como angina; si solo cumple 2, tendrá “dolor de pecho atípico”; y si solo 1 o ninguna, se considerara dolor de pecho de “origen no cardiaco”, sin que esto excluya el diagnostico, porque como dijimos antes, existen variedad de síntomas atípicos.

 

Como ejemplo, pensemos en Pobre Pablo, varón de 35 años, que se considera saludable, vigoroso, y apasionado por el futbol, pero ahora relata que, al correr tras el balón, siente presión en el pecho semejante a la que siente cuando su jefe lo hace enfurecer. En ambos casos, el síntoma mejora con el reposo físico y mental. ¿Cuál es la probabilidad que Pobre Pablo tenga amenaza de infarto? Bien, como cumple las 3 características(malestar/dolor en el pecho que es provocado por esfuerzo o estrés emocional y desaparece con descanso) sabemos que es dolor de pecho típico o angina. Cualquier hombre de más de 30 años con angina, tiene más de 76% de probabilidades de que ese dolor sea realmente de origen cardiaco; esto significa que,si los 11 jugadores del equipo fueran hombres mayores de 30 años, y tuvieran los mismos síntomas de Pobre Pablo, aproximadamente 8 podrían sufrir infarto.

 

Existen factores de riesgo para sufrir enfermedad coronaria (es decir, la enfermedad de las arterias del corazón) que se relacionan directamente con esta enfermedad. En términos sencillos, si usted es hombre, fuma, tiene presión arterial o el colesterol alto, diabetes, antecedentes familiares (alguien cercano en su familia ha sufrido de infarto), tiene sobrepeso y/o hace poca actividad física, es más probable que ese dolor de pecho, típico o atípico, sea relacionado a su corazón.

 

Ahora comparamos el caso de Pobre Pablo con el de Maria Maria, una mujer de 33 años jugando en el equipo contrario, quien se queja de sensación de quemazón en el pecho. Después de que en el descanso se comió una empanada, que le empeoró la molestia, y que refiere que hace un tiempo se siente mal cuando se acuesta, aunque la molestia mejora con antiácidos, alimentos, o a veces espontáneamente. La quemazón la padece tanto ejercitándose como en reposo, y tampoco hay relación con estrés físico o emocional. Todo esto guarda características de dolor de pecho “de origen no cardiaco” de acuerdo a lo que describimos antes, y en una mujer joven la probabilidad de que el cuadro descrito corresponda a un problema cardiaco es tan solo del 2%. De hecho, estos serían los síntomas típicos de la gastritis o del reflujo gástrico: tiene relación con las comidas, es peor acostado(a), la quemazón puede subir por el pecho hasta la boca, y se mejora con antiácidos.

 

Claramente los casos de Pobre Pablo y Maria Maria son extremos, y la mayoría de las veces no es tan clara la distinción. Además, la gastritis y el reflujo son molestias tan comunes, que muchos pacientes enfermos del corazón padecen también estos problemas digestivos. Así que por favor, la próxima vez que usted o algún ser querido mencione malestar, o dolor en el pecho, recuerde que los antiácidos no tratan infartos, y que el tiempo que tarde en consultar podría significar salvar su vida o la de un ser amado. Por lo tanto, haga la tarea y aprenda a reconocerlo para así buscar ayuda médica inmediatamente, no vaya a ser que por no tomarse el corazón en serio su equipo se quede con 10.

 

 

Por: ALVARO VARGAS VÉLEZ MD

                  Registro Médico #1338 Registro de Cardiología #096

 

Publicado en Nueva York

Revista Universidad de Nueva York

Traducido y publicado.

Se autoriza publicación de este contenido medico por parte de su autor.

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