Por: MBA Jorge Enrique Vanegas
El mundo más que experimentar el derrame acelerado y vertiginoso de nuevas tendencias, muchas que ya se advertían, con la irrupción e incorporación de la inteligencia artificial, la automatización y la robótica, experimenta mundialmente en todos los ámbitos de países y sociedad nuevas realidades disruptivas desde la aparición en el primer trimestre de 2.020 de la pandemia Covid 19 que tuvo su origen en China a finales del 2.019. El mundo vive con furor la globalización digital -en tres meses se dio lo proyectado a dos años en esa materia- que lo cambió todo de manera radical en las formas de vida y, también, en el universo de las empresas, todos ante un nuevo consumidor, un nuevo cliente y mercados con otras conductas y formas de consumo y de vida de total disrupción envueltos en un nuevo ecosistema y estilo de vida con el énfasis del modelo del teletrabajo, labores de manera remota y de distancia física como social, que retan cada vez más a los negocios requiriendo de la presencia de un liderazgo transformacional en acción, disruptivo, capaz de implantar un nuevo modo de hacer las cosas acorde y al ritmo de nuestros tiempos lo que ha exigido a nivel orbital en las organizaciones erradicar los modos que venían empleándose, con adaptabilidad externa e interna, agilidad y flexibilidad como aprender a interactuar ante el mercado del miedo, individuos en estado de pánico y ante entornos de incertidumbre.
Es el momento del realce a la esencia del liderar integralmente que nace de la mayor inteligencia del ser humano, la inteligencia del corazón, como el más grande generador de valor que hace prevalecer lo que jamás desaparecerá por más irrupción y avance de la tecnología: la esencia humana de las sociedades, empresas, familia y las personas, hoy ante otros modos de vida en familia como empresaria que producen una ruptura no solo en cómo se relacionan las compañías con los clientes y su experiencia con la marca, productos o servicios, canales de interacción sino en todos los procesos dentro de la dinámica organizacional a nivel de: el capital humano, su cultura, la atmósfera de trabajo, formas de convivencia interna, recursos y operaciones desde su motor principal y cliente vital, el interno, a través del ejercicio de un liderazgo que impulse y lleve a su gente, frente a complejas realidades, a las mejores vivencias, hacia una organización feliz para sus clientes y sus pertenecientes, con la batuta del mejor director de orquesta.
El liderazgo tiene elementos y bases fundamentales que son comunes en su ejercicio a lo largo de la historia, el que debe adaptarse continuamente ante los nuevos contextos en los que hay, igualmente, muchas oportunidades. Es un nuevo meta liderazgo que apueste por las personas, la continuidad y sostenibilidad del negocio, su responsabilidad social, económica y medio ambiental que son y serán las claves para abordar el hoy y el mañana no solo que esta pandemia ha dibujado para toda la humanidad y que ponen a prueba a nuestros líderes ahora más que nunca.
Los profundos cambios que implica una situación tan extrema como la actual y las afectaciones al estado emocional y mental de las personas que lo permea y afecta todo y a todos, obligan a afrontar los nuevos desafíos como el sumar nuevas habilidades en la gerencia. El Covid 19 y su arrasador paso que aún no sabemos hasta cuando, hace que las compañías se focalicen en dar luz a un presente que ilumine su mejor futuro y como tema central y más importante: la gestión de personas en estado de temor, tanto clientes externos como los internos, baluartes de cada organización en la realidad de la cercanía artificial, el distanciamiento social y las angustias generadas por esas otras condiciones de vida, de trabajo y aprendizaje de las circunstancias de crisis y el cómo estar y sentirse cómodos con determinación, templanza, entereza, adaptabilidad, apertura de mente y corazón, positivismo, optimismo, coraje y carácter frente al cambio como las necesarias transformaciones exigidas a las empresas. Para ello solo con grandes líderes y un personal integrado, empoderado y comprometido que sean motores de las transformaciones necesarias para hacer vigente la competitividad y diferenciación del negocio, como gran cruzada colectiva sumando causas comunes en procesos continuos que sean bien comunicados, motivados e interiorizados en su gente de cara al cambio ante entornos virtuales y digitales, más exigentes, aún, por la recarga de actividades provocadas por el nuevo sistema de vida y laboral en sus propios hogares.
La convergencia de esta situación ha hecho que los líderes se sientan y sean hoy más protagonistas y sensibles como responsables de un cambio hacia el que se sienten preparados, motivados y que apunta hacia nuevas maneras de afrontar el día a día con un profundo conocimiento de la industria y sector competitivo en el que se actúa, de los clientes, de su gente y con habilidades digitales como el ser tecno positivos, que cobran más fuerza y lo más trascendente, las cualidades humanas y maneras de relacionarse, inteligencia conversacional, capacidad de comunicación, empatía y la destreza de ser inspiradores de sus coequiperos como la de construir a equipos más cohesionados, corresponsables, creativos e innovadores adoptando nuevos modos de trabajo, transformando los procesos operativos y generando modelos de negocio más digitales pero más humanizados lo que para los líderes supone y ha supuesto poner todo su empeño en el desarrollo de las personas que hacen posible el cambio y de situar al ser humano en el centro y foco principal de sus esfuerzos, como la mejor fórmula que asegura la continuidad del negocio y el sentido de pertenencia y pertinencia de su gente entendido como el más importante capital de cada compañía, asegurando el más decidido concurso de las personas en todos su cargos y roles desde la irremplazable y perpetua esencia humana de las organizaciones.
El liderazgo que planta cara con decisión ante la nueva realidad, es un liderazgo humanista poniendo toda su energía e interés en las personas, siendo claro y honesto en su comunicación y su capital relacional, quien reconoce las emociones y expectativas de su colectivo dándoles la mayor participación, más espacio y exaltando la grandeza del ser, demostrando y alentando la resiliencia necesaria frente a una oportunidad única de construir entre todos una nueva realidad de disrupción desde el lado humano y de manera sostenible aminorando el impacto de la incertidumbre convertida también en la mejor oportunidad de Liderazgo.
Por: MBA Jorge Enrique Vanegas
Máster en Dirección de Empresas -Instituto de Empresa MADRID - Mg en Organizaciones U Getulio Vargas Brasil.
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