
Por: MBA Jorge Enrique Vanegas .
La autenticidad de una organización comienza a expresarse a partir de sus principios rectores, su norte, el gran hilo conductor de su mapa de ruta(s), plasmados en la propuesta clara y de reto de su Propósito, de la aspiración de futuro y de lo misional, los que deben ser establecidos siempre desde el cliente, los segmentos y mercados atendidos con base en sus valores, principios como en los potenciales competitivos principales trascendidos y reflejados en el cómo se comporta y en el cómo actúa cada empresa ante sus clientes, el cómo compite, en sus productos/servicios, en sus procesos, sus acciones y, en especial, en las conductas y hábitos de su gente en la convivencia diaria. Es el marco estratégico del negocio el cual debe ser convertido en realidades en cada uno de los actos de una compañía ante todos sus públicos claves empezando por su mayor activo, los clientes y sus vivencias de la promesa de valor de empresa en cada experiencia con marcas, productos, servicios y personas.
El gran marco estratégico de negocio tipifica la dimensión ideología de una organización, su filosofía -una actitud- de tipo corporativa y colectiva conformado por:
-Su corazón: Propósito mayor -expresa el core business del negocio-
-La visión estratégica de futuro o Aspiración Corporativa.
-La mega corporativa- Cifra económica mayor
-La misión estratégica
-Los principios y valores
-Las políticas de empresa.
El propósito es la más poderosa razón de existir de una organización. Este representa exactamente en el ser humano su propósito de vida, a final de cuentas lo más importante; se trata del por qué hacemos las cosas en la empresa. O sea, la columna vertebral de la que se desprenden todas las decisiones, planes y proyectos. Con Un propósito claro y compartido por todos, podemos discernir acerca de las decisiones que son correctas y que generan valor real.
Un ejemplo claro y relevante está plasmado en el propósito mayor de una interesante universidad Colombiana líder de su región, la Universidad del Sinú: “Transformar Vidas y Cristalizar sueños”. Es admirable, motivante, retador, compromete y marca todo el quehacer de dicha gran institución Allí entienden que cuándo se atiende un cliente (sus miles de estudiantes), le están sirviendo y generando beneficios de valor y no en su importante objetivo financiero de maximizar utilidades. En este sentido, un grandísimo y loable propósito que reverberó a través de toda la institución referida desde la alta dirección, los directores ejecutivos de áreas, mandos medios hasta la valiosa gente de base. Allí todos trabajan para hacer su Propósito corporativo una realidad contundente en las experiencias de los alumnos, como su mayor prioridad. Primero es lo primero, lo que inspira, lo que mueve al colectivo humano y a toda la dinámica organizacional.
Otro ejemplo es el de la empresa global, Kellog´s: “Nutrir familias para que puedan florecer y prosperar".
Por ello sin un propósito claro, las decisiones se tomarán solo tendrán un beneficio a corto plazo y nunca la estrategia por sí misma, por mejor formulada, será suficiente sin un propósito. En síntesis el propósito es todo y este se conjuga con la aspiración (futuro) y la misión (presente) Si el propósito es el Por qué haces las cosas, la misión se trata del Qué cosas haces, bien, competitivamente y le sirven al cliente. Una buena misión debe de describir que es lo que hace la empresa y lo que no en el que se hace, como se hace y que nos diferencia de nuestros competidores. Tanto el presente (misión) como el futuro deseado de un mejor mañana en el tiempo de la empresa, proveen un enfoque a la dirección y a sus coequiperos desde su propósito mayor, como el gran pilar y piedra angular.
La misión propone lo que la compañía es y, sobre todo, lo que representa para el cliente y significa para ellos con lo que hace, su gran razón de ser, es decir para lo que la empresa les sirve y para lo que el cliente la busca con base en sus principales competencias, los aspectos de mayor relevancia y notoriedad en sus operaciones, aquellos en los que un negocio entrega el valor agregado a los clientes y mercados con la suficiente autoridad competitiva, con vocación colectiva, calidad máxima y diferenciación, en cada una de sus unidades estratégicas de negocio, en sus marcas y portafolio de productos o servicios, como en las personas, la cultura, los procesos de la organización. La misión no puede degradarse o reducirse a una simplista declaración de los productos que hace una empresa con unas frases de exaltaciones elogiosas hacia ellos, como se observa y se ven, asombrosamente, en muchos negocios con este tipo de misiones que están exhibidas en sus paredes, que son un manual de autoelogios que nada comunican, ni al cliente externo ni a los internos, palabras que no generan un fuerte vínculo afectivo y emocional entre su colectivo humano con estas.
La visión-Aspiración implica describir que tipo de organización desearía ser, representa el destino más exitoso al cual se aspira llegar, el cómo vemos convertida a la compañía en el mañana ideal deseado y prospectado en un momento específico en el tiempo como un negocio creciendo, desarrollándose y en un nivel de competitividad superior, proyectado en nuevos mercados, visionando nuevas oportunidades, nuevos productos y, en especial, un negocio con mejores resultados apuntando hacia un largo plazo con mayor éxito corporativo, mercadológico, comercial y en todos los niveles desde el mejor estar de todos sus miembros como con los máximos estándares en su quehacer en su oferta de productos y servicios. Es la base de un nuevo horizonte para hacer de la organización a una mejor compañía y en un gran escenario para los clientes y los suyos, los pertenecientes, los inversionistas y sus demás públicos claves. De la visión estratégica de futuro y el propósito emanan los planes estratégicos, los proyectos, los cambios, giros y transformaciones organizacionales como el devenir de todas las operaciones integradas del negocio.
Una visión no debe, tampoco, en las declaradas y muy usadas prácticas solamente reducirse como la gran mega de la empresa. Esta es mucho más un gran objetivo cuantitativo económico, muy importante, pero no es la aspiración de futuro, sí muy válida, que se debe establecer dentro de los postulados rectores de la organización, en conjunto, la visión estratégica de futuro, la mega económica y de mercado, la misión, todo girando desde el centro del universo empresarial en la gestión, de un lado el cliente y del otro, el Propósito mayor.
En conclusión, tiempos de redimensionar y mucho más frente a las nuevas realidades de cambio sistémico radical como de vértigo en todos los contextos, con la necesaria transformación humana, cultural y la conversión digital, los principios rectores de empresa, redefinir el propósito, la misión y la aspiración con el concurso del talento humano. No conviene visones, misiones y propósitos de paisaje, de papel y pared, que nadie sabe, lo que no sienten y viven con fervor quienes conforman una empresa. Si la dimensión ideología no marca una clara filosofía llevada a la acción la empresa deambulará y será un barco a la deriva y sin un rumbo claro.
Por: MBA Jorge Enrique Vanegas
Máster en Dirección de Empresas -Instituto de Empresa MADRID - Mg en Organizaciones U Getulio Vargas Brasil.
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